Querido amor mío:
“Ya no
te quiero;
pues
claro que te quiero
y te
echo de menos,
te
quiero más que antes,
creo;
“No estoy contigo
porque no puedo estar con nadie
porque tengo que aprender
a quererme...
“No estoy contigo
porque no estoy enamorado de ti,
porque no me queda nada más
que darte...
“Pero
quédate a mi lado, mi gran amiga mía,
nadie
me da lo que tú me das, como tú lo das,
con esa
luz, ese cariño, esa comprensión,
con esa
inteligencia, esa pasión y ese arte.
“Sexy, te veo sexy.
Tengo que contenerme
para no besarte, tocarte...
No, no me tientes linda,
que eres muy linda
y tierna y preciosa.
“Eres
genial, única, nadie como tú.
Gracias
de todo corazón por todo lo que me das;
no
cambies nunca.
“No sé qué siento,
no sé qué decirte:
si te miento te duele,
si te digo la verdad también.
¡Claro que no hay,
ni ha habido,
nadie importante en este tiempo!
“Te
prometo
que si
aparece alguien te lo diré,
te
prometo
que no
hay musas concretas.
“Sí, lo reconozco: te mentí.
Te mentí muchísimo.
Había alguien, pero no quería hacerte daño
y ahora te estoy haciendo más daño aún.
A ti, a ti,
que eres tú
y te quiero tanto.
“Nunca
me perdonaré.
Pero
tú: ¿podrás perdonarme?
¿Lo
harás? Dime que lo harás.
“No debería decirlo, no,
no, no, no, sí,
a veces pienso en volver contigo,
lo reconozco,
pero otras no lo siento así.
“¿No
soy un buen amigo?
Voy a
demostrar
que
puedo serlo,
te lo
juro por-
que te
lo mereces por
encima
de todo y de todos
nadie
lo merece
más que
tú.
“¿Crees que yo no sigo aquí por lo mismo?
¿Crees que yo no sigo aquí porque
tal vez, quizás, remotamente, evidentemente,
yo qué sé por qué
también quiero volver contigo?
“Pero no me esperes,
no sé
si volveré.
¿Volver
dentro de diez años?
O menos,
quizás
dentro
de muchos menos
linda...”
Por
todo ello, se despide de ti,